¿Cuál es la primer recuerdo que tienes de tu vida?
Yo ya voy ganando años, así que mi memoria se está limpiando. Pero de mi infancia puedo recordar perfectamente cuando cruzaba con mi papá a los jardines del parque del Casino de Viña del Mar a jugar fútbol. Tendría unos tres años pero lo recuerdo como si fuera ayer.
Lo esperaba en la puerta del apartamento a que él llegara de la fábrica, cruzabamos la playa del estero para finalmente llegar al sitio. Las historias tienen un poder de teletransportarnos y hacernos vivir mil veces el mismo momento. Y nuestra memoria se va llenado de buenas y malas historias. Historias que nos transforman y nos enseñan.
“You’re never going to kill storytelling, because it’s built in the human plan. We come with it.”
Margaret Atwood
A los románticos les encanta hablar de emociones. Y le meten harto corazón a su narrativa. Está super bien. Lo cierto es que hasta hoy estamos entendiendo qué son las emociones y cómo juegan un papel fundamental en la evolución. El ser humano de por sí, la ha basado en conocimiento. Y como lo hemos transmitido. Siempre a través de historias.
Las historias son parte fundamental de nuestras vidas. Son las que nos unen. Las que nos empatizan y las que nos mueven. Para muchos las reuniones con los compañeros de colegios son el momento para volver a reírse de las mismas estupideces de siempre.
La mayor parte de nuestras conversaciones se dan a propósito de alguna historia. Nuestra vida se transforma en historias. De amor, de pasión, de locura, de terror. Nos enseñaron a través de diversas historias y nuestra vida la hemos musicalizado a través de historias (¿o las canciones no son historias?).
Las historias nos mueven y nos dan vida. Activan todas las reacciones químicas necesarias para poner atención, focalizarnos y entendernos. Nos encantan las historias, porque al final: Todas son f*kines historias.
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